En EC pensamos que el cine puede ser, aparte de un entretenimiento, un excelente vehículo para transmitir ideas y experiencias, para inducir a la reflexión, dar a conocer situaciones e iniciativas y, en definitiva, una herramienta para generar un cambio en el espectador. Hasta ahora no hemos recomendado ningún título, pero hemos dado con un documental francés que parece hecho para este número.
Se trata de Sólo es el principio, dirigido por Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier en 2010, y narra las andaduras de un peculiar proyecto educativo: un curso de filosofía para niños. A pesar de contar apenas 3 y 4 años de edad, los protagonistas de esta película dan muestras de una temprana capacidad de reflexión, de desarrollo del pensamiento propio y de un civismo y sensatez envidiables. Es sorprendente cómo niños tan pequeños son capaces de expresarse acerca de cuestiones tan abstractas y trascendentales como el amor, la inteligencia, la familia o la libertad si se les da la oportunidad de hacerlo. Como refleja el documental, sólo hay que darles la palabra.
Estos talleres se inspiran en el Programa de Filosofía para Niños de Lipman, del que hemos hablado en el artículo El pensamiento crítico, cuyo fin era que los niños, más que aprender contenidos, aprendiesen a pensar.
La película nos introduce en estas veladas, que se desarrollan en torno a una simbólica vela, encendida por la maestra Pascaline al inicio de cada sesión. A lo largo de los meses, vemos cómo mejora la escucha de los pequeños, su actitud ante opiniones diferentes, cómo mejora el diálogo con sus familias y, sobre todo, cómo crecen intelectual y emocionalmente.
Este y otros filmes como La educación prohibida, los también franceses Ser y tener y La clase, o Profesor Lazhar, reflejan el interés del cine en un tema crucial para la sociedad como lo es la educación, y contribuyen a llamar la atención de la opinión pública sobre ella.