Entrevista a Mònica Margarit, Directora de la Fundación Príncipe de Girona

Mònica Margarit es la directora de la Fundación Príncipe de Girona, creada por los Príncipes de Asturias en 2009. En estos momentos están involucrados en el proyecto Aprender a Emprender, que busca generar herramientas para educar el talento emprendedor. Hablamos con ella para que nos explique a qué se dedica esta Fundación y cuáles son sus objetivos.

EC | Madrid | Abril 2013

1.  ¿Cuál es la principal labor de la Fundación?

La FPdGi tiene como objetivo fundamental el apoyo a los jóvenes de nuestro país, en cuatro aspectos que consideramos críticos para su futuro: el fomento del espíritu emprendedor, la mejora de la empleabilidad, el éxito escolar y el desarrollo de las vocaciones y el talento.

2.  ¿Qué proyectos tienen en marcha, relacionados con el emprendimiento?

Dentro de la primera línea de actuación, fomento del espíritu emprendedor, acometemos diversos proyectos, siempre desde el convencimiento de que el emprendimiento es una actitud, es aportar valor añadido a la vida profesional y personal, no únicamente para crear empresas, aunque también para esto. En primer lugar quiero destacar el Fórum IMPULSA, “el lugar y el momento en el que los jóvenes pierden el miedo a emprender”, que celebrará este año su cuarta edición. A él acuden más de 1400 personas, la mitad menores de 35 años, junto a  ponentes de todo el mundo, una selección de experiencias a escala global con el objetivo de identificar las mejores prácticas y, de esta manera, crear en los jóvenes una actitud favorable a la iniciativa y el esfuerzo que les ayude a desarrollar sus diversos talentos. Por otro lado, la FPdGi convoca los Premios Fundación Príncipe de Girona 2013 con la voluntad de promover y fomentar la iniciativa y el esfuerzo, la investigación científica y la creatividad artística, la solidaridad y el desarrollo del talento de jóvenes emprendedores e innovadores que demuestran inquietud por construir un mundo más justo en un entorno globalizado, y que tienen la capacidad de asumir riesgos y la motivación necesaria para inducir cambios en la sociedad. En total se conceden cinco premios: cuatro premios individuales a jóvenes (entre los 16 y los 35 años) que acometen y comienzan una obra, un negocio, un empeño, especialmente si conllevan dificultad o riesgo, y con ello son capaces de inducir de forma creativa cambios positivos en la sociedad, y a una entidad que trabaja a favor de los jóvenes.

Por último me gustaría destacar que, después de las jornadas de educación emprendedora realizadas en enero de 2012, la Fundación ha elaborado un mapa de los recursos existentes en España, ha promovido una mayor interrelación y sinergias entre los asistentes, que actualmente tiene continuidad a través de un grupo de LinkedIn creado ad hoc; y ha elaborado el informe “Aprender a emprender”, que recoge las experiencias de éxito realizadas en España y extrae consecuencias pedagógicas y didácticas de la experiencia acumulada para proponer criterios que permitan la elaboración de nuevos programas. La elaboración del informe ha ido a cargo de Carmen Pellicer, Beatriz Álvarez y Juan Luis Torrejón, bajo la dirección científica de Luisa Alemany (ESADE), José Antonio Marina (Universidad de Padres) y José Manuel Pérez Díaz-Pericles (ex gerente de Valnalón).

Actualmente el informe se está distribuyendo a los 30.000 centros educativos de toda España y servirá de punto de partida para el proyecto “Educar el talento emprendedor” de formación de especialistas en educación emprendedora. El informe también constituye una herramienta útil para los responsables de instituciones y administraciones públicas con programas o propuestas de emprendimiento diseñadas o en marcha.

 3.  ¿Cómo responden los centros educativos, los jóvenes y los docentes a vuestras iniciativas?

Diversas de nuestras líneas de actuación implican la participación de centros educativos. En algunos de ellos son la clave para que el proyecto avance, y estamos muy satisfechos por el carácter emprendedor que muchos de los agentes educativos demuestran. Llegar a los jóvenes no es una tarea sencilla pero su capacidad de entusiasmarse hace que cuando participan en alguna de nuestras actividades casi siempre permanezcan en contacto y acepten nuevos retos planteados por nosotros. Es cierto también que en algunos proyectos de emprendimiento social detectamos en algunos casos cierta falta de sensibilización, y por ello estamos trabajando en diversos programas de este tipo.

4.  ¿A qué cree que se debe la pobre cultura emprendedora en nuestro país, ese miedo al fracaso y la mala imagen del empresario?

Creo que esto es algo que poco a poco está cambiando. En cuanto a la imagen del empresario, los medios de comunicación tienen un papel relevante, pero también el acercamiento de la empresa a las escuelas, que se está produciendo actualmente en el marco de muchos proyectos, deberá ser crucial para ello. Los niños y jóvenes tienen que conocer a empresarios de cerca, ver que son personas normales, con ilusiones, con problemas… Seguramente no hemos destacado, entre todos, bastante los ejemplos de personas que han asumido iniciativas, se han equivocado, lo han vuelto a intentar… en cualquier terreno. Los modelos son importantísimos en la sociedad civil.

5.  ¿Cómo puede cambiarse esta mentalidad?

En primer lugar, seguro, con la educación. Pensando en que queremos que nuestros niños no pierdan el coraje y la iniciativa que tienen cuando son pequeños, intentando que aprendan a utilizar bien estos rasgos de su personalidad. Fomentando en ellos la capacidad de liderazgo y la conciencia de que no pasa nada si se equivocan una y mil veces. En segundo lugar a través de los medios de comunicación, que creo que ya lo están empezando a hacer, haciendo visibles a jóvenes que han tomado las riendas de su vida contra viento y marea.

El miedo al fracaso

“He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. En 26 ocasiones se me ha confiado el último tiro de un juego y he fallado. He fracasado una, y otra, y otra vez en mi vida. Y por eso… tuve éxito”. Son las palabras de Michael Jordan en un anuncio de Nike, emitido hace unos años en EEUU.

EC | Madrid | Abril 2013

Esta campaña no fue vista en España. En nuestra cultura, el fracaso es una mancha, un error vergonzoso que hay que ocultar o tratar de maquillar. El miedo al fracaso es el mayor enemigo del emprendimiento. Para un 66% de los jóvenes españoles, este miedo al fracaso es considerado el segundo gran obstáculo para iniciar proyectos  emprendedores, tras la falta de ayudas económicas (Encuesta ESADE a jóvenes españoles. Marzo, 2011). En nuestro país, el porcentaje de personas que considera el miedo al fracaso como un obstáculo para emprender es del 45%, mientras que en Noruega es de un 25% y en EEUU del 27%  (Datos del GEM 2009). Y es que, en otros países, el fracaso es entendido como un paso más para alcanzar el éxito. Sobre todo, en Estados Unidos, el país de las oportunidades. Allí, un emprendedor que no ha tenido éxito en su primer proyecto, es visto como alguien audaz, que no tuvo miedo a la hora de asumir riesgos y que, seguramente, habrá salido enriquecido de esa experiencia.

La mentalidad emprendedora está tan arraigada en la sociedad estadounidense que es un elemento más de su cultura popular. Suele ser un argumento recurrente en productos audiovisuales. Por ejemplo, tomemos una popular y longeva serie de televisión. Todo seguidor de Los Simpsons sabe que Homer tiene un hermano secreto, Herb. La primera vez que éste sale a la luz, resulta ser un empresario de éxito, dueño de una importante compañía automovilística y millonario. El bienintencionado Herb pide a Homer que diseñe el que será su próximo gran lanzamiento, un coche para el americano medio. Por supuesto, resulta ser un fiasco y Herb lo pierde todo. Su fracaso es tal, que la siguiente vez que volvemos a saber de él, vive debajo de un puente. Por un periódico, conoce que Homer ha recibido un premio en metálico, así que, movido de un incansable instinto emprendedor, se planta en la puerta de su hermano y, tras propinarle un puñetazo en la cara, le expone su plan: ha diseñado un nuevo y revolucionario producto, pero carece del dinero para construirlo y patentarlo. Convence a Homer para que le preste el dinero que ha ganado, como compensación por haberle costado toda su fortuna. Herb crea un traductor de bebés que es todo un éxito, y vuelve a la cima.

Otro célebre personaje de esta serie es el Señor Burns, el hombre más rico y poderoso del pueblo. En una ocasión en que se arruina, vuelve a comenzar desde cero, recogiendo latas viejas y ganando su primer dólar. Poco a poco, va progresando hasta abrir una planta de reciclado, que después vende y recupera su querida central nuclear.

Ser un verdadero emprendedor no tiene nada que ver con conseguirlo a la primera, sino con volver a intentarlo. No se trata de no fracasar, sino de levantarse cuando se fracasa y aprender de los errores. Las cosas no tienen que salir perfectas desde el principio. En Estados Unidos se ha calculado que antes de llegar a un triunfo cada emprendedor tiene 3,75 fracasos de media. El auténtico emprendedor repetirá una y otra vez, tras una caída se volverá a levantar y no parará hasta conseguir su objetivo.  Por eso, contar con algún que otro fracaso a lo largo de la carrera están bien visto. No es que el fracaso tenga valor en sí mismo, pero indica que esa persona se ha estado moviendo, que es inquieta y activa. En los currículos y entrevistas de trabajo, es por tanto apropiado que aparezcan los fracasos.

En Pixar, el estudio cinematográfico de animación, la selección y gestión del talento creativo e innovador es el punto clave. Según su política de contratación, ante dos posibles candidatos igualmente preparados, se decantarán por el que haya fracasado alguna vez, porque eso demuestra que sabe afrontar y sobreponerse a las adversidades.

Existe una anécdota sobre un norteamericano que se presentó a un proceso de contratación en una empresa española. Transcurrida ya casi toda la entrevista de trabajo, el candidato, inquieto, le dijo a su entrevistador que cuándo le iba a preguntar por sus fracasos. Cosa que éste ni sehabía planteado.

Incluso se podría decir que existe un lugar en el mundo donde se hace gala del fracaso: Silicon Valley. La exhibición del error es parte de la idiosincrasia de Palo Alto y alrededores. Parece ser que, antes de decidir dónde ponen su dinero, los inversores se interesan por el registro de batacazos previos. Y ese dato es positivo. Junto a los garajes como origen de empresas exitosas, mantener una buena relación con el fracaso forma parte de la leyenda de los triunfadores más creativos.

“Fracasa cuanto antes”. (Lema de los emprendedores de internet)

Una de las cualidades que ha de reunir un emprendedor es la capacidad para asumir riesgos. Hay que “actuar con decisión ante situaciones que requieren cierto arrojo por la dificultad que entrañan. Es importante para los emprendedores reconocer los riesgos y preparar estrategias para llevar a término su proyecto”. Así lo comprobamos en el libro de texto Iniciativa emprendedora, para 4º de la ESO, de María Eugenia Caldas y María Isabel Murías. El Libro Blanco sobre la Iniciativa Emprendedora, de la Fundación Príncipe de Girona, corrobora esta idea: no tener miedo al fracaso es uno de los requisitos para emprender. Unido a esto, va la habilidad de aprender de la experiencia. Porque si de algo sirve cometer un error, es para aprender a no repetir ese fallo.

Esta es la teoría del ingeniero Henry Petroski, que proclama una paradójica conexión entre el fracaso y el éxito. En su obra El éxito a través del fracaso explica que, mediante el reconocimiento de los fallos y errores presentes en la naturaleza, entendida como la fuente de inspiración originaria de la técnica, es como se han ido perfeccionando todas las invenciones, herramientas y costumbres humanas. Por tanto, el error, el fallo, es el origen de la mejora, de la perfección y, por ende, del éxito. Así es como el error está entrelazado con el éxito. Si no hubiera fracaso no habría progreso o avance tecnológico. No falla el que repite, sino el que innova, el que se arriesga. Lo cual no quiere decir que todo lo que suponga un riesgo o una innovación vaya a fracasar, sino más bien que el fracaso puede ser un indicador de innovación. El éxito puede ser grandioso, pero la decepción tiene más que enseñarnos.

El emprendimiento puede fomentarse, y así lo están haciendo iniciativas como la de la Fundación Príncipe de Girona o el Proyecto Valnalón, pero también debe promoverse un cambio profundo de mentalidad. Y parece que el cambio empieza a hacerse visible, como denota un anuncio de reciente emisión, en el que un joven, tras dar un repaso a los negocios que ha emprendido (sin éxito) a lo largo de su vida, reflexiona: “Todavía no sé lo que hay que hacer, pero empiezo a ser un experto en lo que no hay que hacer”.

Fuentes
Anuncio de Michael Jordan
Emprender es posible. Alemany, Luisa y Planellas, Marcel. Centro Libros PAPF S.L.U (Grupo Planeta), Barcelona, 2011.
Iniciativa emprendedora. Caldas, María Eugenia y Murias, María Isabel. Editex, Madrid, 2008.
Aprender a emprender. Cómo educar el talento emprendedor. Pellicer, Carmen, Álvarez, Beatriz y Torrejón, Juan Luis. Aula Planeta 2013.
El éxito a través del fracaso. La paradoja del diseño. Petroski, Hernry. FCE. México, 2008.
– Imagen artículo: Creative Commons. Diana Hidalgo
– Imagen portada: Creative Commons. Xabier. M

Los valores y habilidades del emprendedor

Según Luisa Alemany y Marcel Planellas, la persona emprendedora tiene una idea, o detecta una oportunidad, y moviliza los recursos necesarios para convertirla en realidad. Es la persona que da el paso de la idea a la acción.

 EC | Madrid | Abril 2013

En el Libro Blanco sobre la Iniciativa Emprendedora, de la Fundación Príncipe de Girona, se señalan una serie de valores y actitudes que se identifican con los emprendedores y con niveles altos de iniciativa emprendedora en una sociedad. Entre estos destacan: 1) la actitud hacia el riesgo; 2) no tener miedo al fracaso; 3) la creatividad; 4) el control interno (es decir, la creencia de que aquello que nos acontece viene determinado por nuestras propias acciones y no por las de otros o por causas externas); 5) la percepción de las oportunidades existentes; 6) la confianza en la capacidad de emprender; y, finalmente, 7) la imagen del emprendedor y de la actividad emprendedora por parte de la sociedad.

Son diversas las teorías que se han desarrollado sobre la figura del empresario. Unas se han basado en los rasgos de su personalidad, y otras se han basado en un enfoque sociocultural o institucional.  Entre las teorías que hacen referencia a los rasgos de la personalidad del empresario, se encuentran la teoría del beneficio del empresario, propia de los economistas del siglo XIX, que afirmaban que la decisión de ser empresario se basaba únicamente en la propensión o aversión al riesgo de las personas; la teoría de Schumpeter, que consideraba al empresario un innovador, una persona que realiza nuevas combinaciones de los medios de producción; o la teoría de Kirzner que consideraba que lo que caracteriza a un empresario es la perspicacia o capacidad para identificar oportunidades de negocio. Las teorías basadas en un enfoque sociocultural o institucional, hablan de la necesidad de romper con un modo de vida previo (teoría de la marginación), desarrollar una red de relaciones sociales (teoría de la red), o en la incubación de ideas o proyectos mientras se está trabajando en otra empresa.

Las últimas investigaciones se centran cada vez más en identificar y describir los comportamientos del empresario; lo que hace, en vez de cómo es. Señalan como características de su comportamiento:

  • la capacidad de buscar y recoger información,
  • la habilidad para manejar riesgos,
  • la capacidad para establecer relaciones,
  • la capacidad para tomar decisiones en la incertidumbre,
  • la capacidad de liderazgo,
  • la capacidad de aprender de la experiencia.

Estas teorías ponen de relieve distintos rasgos del emprendedor, como son la proactividad, la iniciativa, la autonomía, la creatividad, la innovación, la visión de futuro, la confianza en uno mismo, la tenacidad, la responsabilidad, la autodisciplina, el sentido crítico, la motivación de logro.

Además, se considera que el empresario ha de contar con las siguientes habilidades: flexibilidad, capacidad para asumir riesgo, saber compatibilizar los objetivos de la empresa con los objetivos personales, saber rodearse de las personas adecuadas, conocer el sector y la actividad específica que se desea desarrollar. Entre las habilidades sociales y de dirección que debe tener, encontramos las habilidades comunicativas, las habilidades negociadoras, el espíritu de equipo, la solidaridad, el liderazgo.

María Eugenia Caldas y María Isabel Murias, en el libro Iniciativa emprendedora, dirigido a alumnos de 4º de ESO, presentan un test sobre las habilidades emprendedoras. Entre las preguntas que se hacen a los chicos, se encuentran las siguientes:

  • ¿me considero preparado para responder a situaciones nuevas?,
  • ¿me planteo desafíos a la altura de mi capacidad?,
  • ¿adapto mis planteamientos según se presenten las situaciones?,
  • ¿premio mis progresos?,
  • ¿pienso en todas las posibilidades antes de tomar decisiones o evaluar los hechos?,
  • ¿miro las cosas desde diferentes puntos de vista?,
  • ¿puedo mantener un nivel de actividad elevado  a diario sin sentirme excesivamente cansado después?,
  • ¿adopto una actitud autocrítica ante mis errores, suelo aprender de ellos?,
  • ¿puedo convertir una situación negativa en una oportunidad profesional para mí?

En el libro Emprender es posible se seleccionan cinco características que constituyen el círculo emprendedor. Estas cinco características son la creatividad (tengo una idea), la propensión al riesgo (me la juego por mi idea), la iniciativa (paso de la idea a la acción), la confianza en uno mismo (creo en mí y en mi proyecto) y el control interno (creo que mi vida está determinada por mis propias acciones, y no por las de otros o por la suerte; soy el responsable de mi proyecto). Cuando se pone en marcha un proyecto, se inicia este círculo emprendedor. Y, aunque son necesarias unas predisposiciones internas, es posible enseñar y desarrollar la habilidad emprendedora.

¿Cómo podemos fomentar la actitud emprendedora de nuestros jóvenes? D. Kirby proponía que la formación en emprendimiento se centrara en cuatro puntos clave:

  • dar más autonomía a los estudiantes respecto a su proceso de aprendizaje, lo que incluye fijar sus propios objetivos, recursos, actividad, métodos, y, sobre todo, su posterior evaluación,
  • involucrarlos en la resolución de problemas en situaciones reales, preferiblemente en equipos. Se trata de desarrollar a la vez el pensamiento intuitivo y el racional, fomentando la comunicación y el trabajo en equipo,
  • motivar a los estudiantes a formular decisiones con información incompleta e incierta, para estimular su capacidad de hacer frente a la incertidumbre,
  • ofrecer modelos de referencia que se involucren en todo el proceso, desde el aprendizaje a la evaluación.

Según Bill Drayton, fundador de Ashoka, “cuando te encuentres en la vida con personas que, ante tu inquietud por cambiar las cosas, te dicen que no vale la pena, que no es posible, que uno solo no puede hacer nada…entonces les das las gracias de manera muy educada y les ignoras”.

Fuentes
– Alemany, Luisa, y Planellas, Marcel. Emprender es posible. Centro Libros PAPF S.L.U (Grupo Planeta), Barcelona, 2011
– Caldas, María Eugenia, y Murias, María Isabel. Iniciativa emprendedora. Editex, Madrid, 2008
– Kirby, D. 2004. Entrepreneurship education: can business school meet the challenge? Education and training, 46 (8/9), 510-19
– Alemany, L., Alvarez, C., Planellas, M., Urbano, D. Libro Blanco de la Iniciativa Emprendedora en España. Fundación Príncipe de Girona, 2011.

Valnalón educa en emprendimiento

La ciudad Tecnológica de Valnalón, dependiente del Gobierno del Principado de Asturias, nace en 1987 con el objetivo de regenerar y dinamizar la Cuenca del Nalón. El desarrollo de infraestructuras físicas dio paso al empeño de cambiar la mentalidad de la sociedad, fomentando una cultura emprendedora. En 1993 pusieron en marcha la “Cadena de Formación de Emprendedores”, con clara vocación educativa, que persigue impulsar el espíritu emprendedor entre los jóvenes.

Valnalón cuenta con un portal educativo, valnalóneduca, destinado a toda la comunidad educativa, y que dirige sus acciones a la educación primaria, secundaria, bachillerato, ciclos formativos y universidad. En Valnalón desarrollan  “la cadena de formación para emprender”, un plan formado por diferentes programas educativos estructurados a modo de cadena a lo largo del sistema educativo, que incluye programas como “Emprender en mi escuela”, para la educación primaria; o “Empresa joven europea”, para secundaria.

Con la idea de “aprender haciendo”, se trabajan contenidos metodológicos, a través de una metodología dinámica basada en la experimentación, el trabajo cooperativo, la interacción entre estudiantes y profesorado, y  los vínculos con la comunidad local y empresarial. Valnalón también ofrece formación específica y apoyo al profesorado, edita material didáctico, transfiere iniciativas y experiencias innovadoras a otras CCAA y países, y participa en proyectos económicos, sociales, culturales y de innovación.

Fuentes
– Vanalón educa

Junior Achievement

Junior Achievement es una organización educativa sin ánimo de lucro de alcance internacional, que busca tender un puente entre el ámbito educativo y el mundo empresarial con idea de generar en los jóvenes el impulso emprendedor. Para ello, implica en el desarrollo de su labor a empresas, voluntarios, Administraciones, instituciones, centros educativos y alumnos. La Fundación JA España se fundó en 2001 con el objetivo de aportar herramientas formativas de calidad, y para ello ha desarrollado diferentes programas educativos, cuyos contenidos complementan los del currículum escolar.

Las actividades de los programas de JA se basan en la idea de “aprender haciendo”, y su temática gira en torno a tres pilares básicos: la iniciación a la vida laboral, la formación emprendedora y la educación financiera. Mediante una educación en valores, se fomenta en los alumnos, a lo largo de cada proyecto individual, el respeto hacia cuestiones sociales, medioambientales y éticas, con el fin de que los alumnos, ya desde primaria, interioricen los conceptos socio-económicos de su entorno más próximo, y tengan presente que forman parte de una economía global.

Fuentes
Junior Achievement