El Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) es uno de esos lugares en los que debe dar gusto trabajar: techos altos, espacios diáfanos, paredes de cristal, pequeñas mesas de reunión diseminadas aquí y allá junto con cómodas butacas, plantas, vidrio, colores neutros y alegres, despachos modulares… Nos adentramos en esta célebre institución que lleva 25 años en la cresta de la ola tecnológica. Podemos aprender mucho tanto de los edificios que conforman el Media Lab como de los equipos que lo habitan y su forma de trabajar.
EC | Madrid | Febrero 2013
Este laboratorio nació en la Escuela de Arquitectura y Planificación del MIT en 1985, de la mano de Nicholas Negroponte, su primer presidente, y Jerome Wiesner. Se trata de un espacio sin fronteras donde convergen diseño, multimedia y tecnología, alojado en el Edificio Wiesner que diseñó el arquitecto I. M. Pei. Actualmente lo dirige Joichi Ito. En 2009 el MIT Media Lab amplió sus instalaciones con un imponente edificio, obra del arquitecto ganador del premio Pritzker Fumihiko Maki. Su arquitectura adaptativa refleja la filosofía del laboratorio. Está concebido para proporcionar la flexibilidad necesaria y responder a las prioridades de investigación que vayan surgiendo. Los numerosos espacios informales de reunión fomentan las conexiones y la colaboración entre investigadores. Los interiores se han diseñado en función de una avanzada concepción de la innovación, pues entienden que esta no sólo ocurre en las áreas destinadas a tal fin, sino que muy a menudo resulta de encuentros fortuitos y de la formación de grupos creativos en el momento. Gracias a ello, se facilita la serendipia: “accidentalmente a propósito”. Esta configuración proporciona la adecuada combinación de apertura y privacidad, dando así soporte a la colaboración y al estilo interdisciplinario característicos del Media Laboratory.
La verdadera innovación es fruto de una filosofía de investigación en la que el error, no sólo es admisible, sino esperable y aceptado dentro del proceso creativo.
El análisis arquitectónico nos ha dado pistas sobre el espíritu que se esconde tras el MIT Media Lab, que es mucho más que un centro de investigación. Es todo un entorno creativo que fomenta la rebeldía, los sueños, la fascinación infantil, las preguntas que nadie se plantea. Un ecosistema vivo que se reinventa constantemente y genera, al menos, una patente al día. ¿Su objetivo? Reunir a las mentes más brillantes… para cambiar el mundo. Ambicioso, sin duda, pero también fructífero. Aquí se han creado la tinta electrónica, las primeras prótesis motorizadas, los portátiles del proyecto One Laptop Per Kid, que pone a disposición de los niños de países en vías de desarrollo ordenadores personales económicos y resistentes…
Interdisciplinar por naturaleza, el Media Lab alienta un sistema de pensamiento poco convencional, acogiendo campos que van desde la robótica a la neurobiología pasando por la epistemología y el aprendizaje. Queda abolida la tradicional separación por disciplinas; el desafío está en encontrar conexiones.
“El modelo de financiación del Lab da a todos los patrocinadores corporativos acceso a toda la propiedad intelectual del centro durante su periodo de patrocinio, sin pagos de licencias ni cánones. De este modo se contribuye a la apertura y al intercambio intelectual que es esencial para el funcionamiento del Media Lab. Cada miembro del equipo docente o estudiante tiene plena libertad para desviarse de las rutas de investigación convencionales y colaborar con otros en áreas completamente distintas”. (Frank Moss, ídem, pg. 201)
Actualmente, unos 25 grupos de investigación están trabajando en cosas que, según la sabiduría popular, es imposible hacer. Pero aquí no hay límites, sólo posibilidades. Para sacar provecho del poder de la libertad creativa, la innovación ha de ser ubicua. Es decir, que no debe dejarse en manos de unos pocos, sino al alcance de toda la organización. Las ideas deben brotar de manera orgánica, de forma que no exista un modo erróneo de resolver un problema ni un modo correcto de hacerlo. Y es que, la mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas.
Frank Moss, anterior director del MIT Media Lab, afirma que su mantra es déjate llevar por tu pasión: “No estamos aquí para responder a interrogantes concretos de nuestros patrocinadores o de los organismos externos que nos financian, sino para descubrir cuáles son las nuevas preguntas que se deben formular, para centrarnos en el modo en que la tecnología digital puede ayudarnos a transformar nuestras nociones básicas sobre las capacidades humanas. Y, sobre todo, para fomentar una filosofía única basada en el principio de aprender haciendo”. (Innovación. Perspectivas para el s XXI. BBVA. Pg. 200)
No sólo aprender, también es importante divertirse trabajando, dejarse llevar por lo que te apasiona, experimentar la emoción de descubrir. En el Media Lab debe haber una sensación de flow continua; un estado de concentración absoluta que nace del puro disfrute de lo que estás haciendo, como los niños mientras juegan.
El MIT Media Lab tiene muchos lemas:
“La diversión está en el trabajo”
“Demuestra o muere”
“Imagina y haz realidad”
Y, nuestro favorito:
“Somos un laboratorio de hojalateros”, porque nos hace sentir de algún modo hermanados a ellos, dada nuestra reconocida vocación de traperos.
Media Lab no trabaja en proyectos concretos para sus patrocinadores, sino que pretende crear un entorno que permita a las empresas mejorar sus propios procesos de innovación. Lo que promueven es un vínculo entre empresa, sociedad e individuo, que sólo se consigue ofreciendo total libertad a los investigadores y cuidando una red de relaciones que ayuden a mantener la investigación conectada a los problemas del mundo real. De ahí que uno de los principales intereses investigadores sea la mejora de las condiciones de vida, lo que se concreta en proyectos como la capacidad de adaptación humana, las discapacidades, tratamiento de enfermedades como el Alzheimer o la depresión, atención sanitaria a niños y ancianos, robots, “objetos inteligentes”, coches sostenibles…
La meta del Media Lab consiste en estimular la innovación y enseñar a las empresas a pensar de un modo original para que lleguen a convertirse en organizaciones visionarias. Es un ejemplo perfecto de la Wikinomía que promueven Don Tapscott y Anthony D. Williams: una organización abierta, colaborativa, que pone sus conocimientos a disposición de sus colaboradores en lugar de guardárselos celosamente y cuya ambición no es únicamente enriquecerse, sino mejorar el mundo. En el Media Lab el futuro no se imagina: se vive.
Para saber más sobre:
- el flow: Invitado del mes: Mihaly Csikszentmihalyi
- wikinomía: Entrevista a un libro: Wikinomics y Macrowikinomics
MIT Media Lab opens doors to new, modern facility:
Fuentes | |
– Innovación. Perspectivas para el s XXI. VVAA. BBVA. | |
– Wikipedia: MIT Media Lab. | |
– MIT Media Lab | |
– Imagen portada: Licencia Creative Commons. Corey Menscher. |