La Teoría C-K es a la vez una teoría acerca del diseño, y una teoría que nos muestra cómo es el razonamiento en los procesos de diseño. Construida sobre la base de diferentes teorías tradicionales, busca superarlas con un enfoque globalizado.
EC | Madrid | Marzo 2013
No resulta fácil para los estudiosos de la creatividad o la inteligencia definir claramente lo que es el diseño, teniendo en cuenta la cantidad de dominios y profesiones relacionadas con éste (arquitectura, ingeniería, el mismo diseño…) Para Robert J. Weber, la invención es la creación de nuevas formas, mientras el diseño sería la adaptación de formas existentes a las limitaciones o constreñimientos a los que se enfrenta en un momento dado.
Armand Hatchuel y Benoît Weil se propusieron enunciar una teoría general del diseño que ofreciese una definición clara y precisa de su naturaleza, y que fuese independiente de cualquier dominio o tradición profesional. La proposición central de esta teoría C-K (que corresponden a las siglas de las palabras inglesas “concept”, concepto, y “knowledge”, conocimiento) se encuentra en la distinción formal entre conceptos y conocimientos. La teoría está relacionada con otras existentes acerca de la naturaleza del diseño, pero las reinterpreta como casos especiales dentro de un modelo unificado de razonamiento. A diferencia de las teorías tradicionales sobre el diseño, en esta teoría el pensamiento creativo y la innovación no son cuestiones al margen del diseño, sino que forman parte de él. El diseño es un proceso por el que algo que no es conocido puede emerger intencionadamente de lo que es conocido. El proceso de diseño genera la co-expansión de dos espacios, el de conceptos y el de conocimientos. Y este proceso se impulsa a través de los operadores que permiten la co-expansión de los espacios. Cada espacio permite al otro expandirse.
Se conoce como K al “espacio de conocimiento”, al espacio de proposiciones que tienen un status lógico para un diseñador. Se conoce como C o “espacio de concepto” a una proposición o conjunto de proposiciones que no tienen status lógico en K. Esto significa que cuando se formula un concepto es imposible probar que es una proposición de K. En el diseño, un concepto generalmente expresa un grupo de propiedades que califican una o varias entidades. Si no existieran los conceptos, el diseño se ceñiría a los conocimientos pasados.
Asumiendo que existen un espacio de conceptos C y un espacio de conocimientos K, Hatchuel y Weil definen el diseño como el proceso en el que los conceptos generan otros conceptos o se transforman en conocimientos, es decir, en proposiciones de K. No existe el diseño sin conceptos, que son candidatos a convertirse en proposiciones de K, pero que no son en sí proposiciones de K. No existe un concepto per se, sino en relación con K. Ellos lo denominan la relatividad-K de un proceso de diseño. De esta manera, la creatividad queda incluida en la definición de diseño: un concepto no sería ni verdadero ni falso; el proceso de diseño busca transformar este concepto y necesariamente transformará K.
El diseño tiene una dinámica dual, basada en las disyunciones y conjunciones. Llamamos “disyunción” a la operación que transforma las operaciones de K en conceptos; y llamamos “conjunción” a la operación contraria. El proceso de diseño comienza con una disyunción, y termina con una conjunción. Para llegar a ello, se utilizan una serie de operadores. Los operadores que se utilizan en este proceso son dos externos (de K a C, y de C a K), y dos internos (de C a C y de K a K). Los cuatro forman el “cuadrado del diseño”.
El proceso de diseño puede ser representado como un cuadrado, donde el concepto inicial se divide utilizando proposiciones de K (K→C); estas particiones añaden nuevas propiedades a los conceptos y crean nuevos conceptos (C→C). Y gracias a una conjunción C→K esta expansión de C puede retornar para provocar la expansión en el espacio de K (K→K )
La idea de “expansión” es fundamental en los procesos de diseño. El diseño sería por tanto el proceso en el que se generan disyunciones de K a C, luego se expanden por partición o conclusión hasta transformarse en C, y de ahí pasan a ser conjunciones de C a K.
El “espacio de conceptos” tiene su base en una estructura de árbol. Pero no se descomponen los conceptos en sub-conceptos, sino que se expansionan aquéllos. A estos efectos, es importante distinguir las particiones expansivas de las restrictivas. Si la propiedad que añadimos a un concepto es una propiedad conocida en K, la denominamos “partición restrictiva”; si la propiedad que añadimos no es conocida en K como una propiedad de las entidades concernidas, tenemos una “partición expansiva”. En pocas palabras, la partición significa detallar la descripción con atributos conocidos, la expansión significa añadir una nueva topología al atributo. La creatividad y la innovación se deben a la partición expansiva de los conceptos. Los conceptos pueden expandirse libremente siempre que tengamos al alcance propiedades expansivas. Y esas propiedades vienen de K. Todo esto prueba cómo lo desconocido proviene de lo conocido, siempre que aceptemos que los conceptos son realmente vehículos.
Esta teoría nos ayuda a comprobar cómo el conocimiento no tiene valor de diseño sin los conceptos que ayuda a expandir. Los diseñadores deben ponerse de acuerdo para suspender el status lógico de algunas proposiciones comunes durante un tiempo y aceptar algunas particiones expansivas antes de obtener un diseño aceptable. Alcanzamos una solución de diseño cuando hemos alcanzado un concepto que está caracterizado por un número suficiente de proposiciones de las que pueden establecerse como verdaderas o falsas en K.
Fuentes | |
– A new approach of innovative design: an introduction to c-k theory. Armand Hatchuel, Benoît Weil. International conference on engineering design. Iced 03 Stockholm, August 19-21, 2003. | |
– C-K theory : Notions and applications of a unified design theory. Armand Hatchuel, Benoît Weil. Proceedings of the Herbert Simon International Conference on « Design Sciences », Lyon, 15-16 March 2002. | |
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