El pensamiento crítico

Un físico británico voló hasta Argentina para encontrarse con la mujer con quien llevaba meses chateando, una modelo checa.  Al llegar a su destino, le  informaron de que la chica había tenido que viajar a Perú, olvidando una maleta con pertenencias importantes. ¿Sería tan amable el científico de ir al encuentro de la modelo y, de paso, llevarle la maleta? “No hay problema”, debió pensar el inglés, que se encuentra preso en Argentina por tráfico de drogas.  En el interior de la maleta hallaron 2 kilos de cocaína.

 EC | Madrid | Diciembre 2012

El pensamiento crítico nos ayuda a conocer bien la realidad para, así, tomar buenas decisiones. Implica pensar de forma reflexiva y productiva, evaluando las distintas opciones disponibles. Pensar críticamente sirve para actuar con responsabilidad sobre el mundo y vincularnos socialmente. Hay que empezar por elegir bien la fuente de información. ¿Es fiable lo que estoy conociendo, es cierto, es bien intencionado? Luego viene nuestra clarificación y comprensión de la información: ¿cómo asimilo lo que estoy aprendiendo? Una vez que se ha procesado bien la información, hay que utilizarla, lo cual requiere responsabilidad y creatividad, dos elementos complementarios de la crítica. Existe todo un proceso de comprensión que se va aprendiendo a medida que se realiza.

El pensamiento crítico se caracteriza por:
–      No admitir como verdadera una información si no se puede contrastar
–      No admitir conclusiones precipitadas o que producirán daños a los demás
–      No admitir dogmas, ideas que uno no puede argumentar o creencias que sean perjudiciales
–      Obligarse a argumentar y a esperar hasta llegar a una conclusión o tomar una decisión que sean responsables y beneficiosas para uno mismo y los demás

Es decir, que niños y adolescentes han de aprender a ser críticos, y la escuela es un lugar ideal para fomentar este pensamiento, sobre todo durante la adolescencia. Esta etapa supone un importante periodo de transición en el desarrollo del pensamiento crítico, dados los cambios cognitivos que se producen en ella, entre los que cabe destacar:

  • el incremento de la velocidad de los procesos de automatización y la capacidad de procesamiento de información, que permite reservar recursos para otros propósitos
  • mayor amplitud de conocimientos en diversos dominios
  • más habilidad para producir nuevas combinaciones de conocimientos
  • mayor variedad y uso más espontáneo de estrategias o procedimientos para aplicar u obtener conocimientos, como la planificación, la consideración de alternativas…

El psicólogo Robert Sternberg considera necesarias para la vida cotidiana de los adolescentes las siguientes habilidades críticas ante la existencia de un problema: redefinir el problema con mayor claridad, enfocar el problema sin dar por sentado que existe una sola respuesta adecuada y sin que la solución implique cumplir un criterio inamovible, tomar decisiones de relevancia personal, obtener información, pensar en grupo y desarrollar enfoques a largo plazo.

El sentido crítico consiste en no aceptar ninguna opinión –propia o ajena- sin analizarla detenidamente, sobre todo si se trata de temas importantes; comprobar si la opinión o información recibida es clara, coherente, si está justificada por razones o hechos, y si sus consecuencias son aceptables. Y siempre estar dispuesto a corregir la propia opinión si hay otra mejor fundada. Debemos evaluar tanto nuestros propios argumentos, para no caer en el dogmatismo, como los de los demás. El pensamiento crítico nos dice que hay que comprobar la fuerza de las “evidencias” y estar dispuesto a rendirse ante evidencias más fuertes.

También los padres pueden estimular el sentido crítico de sus hijos; el mejor modo de hacerlo es a través de la conversación. Hay ciertas preguntas que podemos utilizar para guiar la conversación (no se trata de formularlas todas ni de hacer un interrogatorio). Debemos dar a los chicos un breve tiempo para que piensen la respuesta, y no anticiparnos ni responder por ellos. Michel de Sasseville, en La práctica de la filosofía con niños, propuso una serie de preguntas orientadoras para hacer razonar a los niños.

Algunas de ellas (también las pueden plantear los profesores en clase) son:

  • ¿Por qué dices eso?
  • ¿Qué quieres decir con…?
  • ¿Cómo lo sabes?
  • ¿Puedes probarlo?
  • ¿Y que pasaría si…?
  • ¿Qué piensas tú?
  • ¿Cómo solucionarías tal problema?
  • ¿Qué podría suceder ahora?
  • ¿Qué se puede hacer al respecto?
  • ¿No te parece que lo que dice X es más adecuado?
  • ¿Puedes ponerme un ejemplo de lo que dices?

Cualquier tema es apto para generar una charla con nuestros hijos: algo que les haya pasado, los anuncios, un suceso o noticia… En definitiva, los padres debemos esforzarnos por inculcar un sentido crítico. Algunos consejos generales:

  • Compartir y discutir cualquier pregunta que nos intrigue a nosotros o a nuestros hijos.
  • Pedir a los niños que definan el significado de las palabras que utilizan.
  • Invitarlos a pensar si algo es verdadero o no.
  • Comprobar si lo que dice el niño está basado en razones y evidencias.
  • Animarle a que explique lo que quiere decir y a que comparta ideas con los demás.
  • Ayudar a los niños a considerar las ideas desde diferentes puntos de vista.
  • Pensar bien significa estar dispuesto a poner a prueba y a cambiar nuestras propias ideas.

El pensamiento crítico puede comenzar a enseñarse desde la niñez. Algunos expertos opinan que debe empezar a hacerse en primaria. Matthew Lipman, un filósofo y educador estadounidense, diseñó un programa de filosofía para niños que actualmente se aplica en más de 50 países de todo el mundo. Esta propuesta no pretende adoctrinar a los niños en un conjunto de valores, sino proporcionarles las bases y herramientas necesarias para un pensamiento independiente.

El programa va dirigido a niños desde los 3 a los 18 años, y se apoya en una serie de relatos filosóficos en forma de cuentos y novelas, como Lisa o El descubrimiento de Harry; libros de formación para docentes y metodología pedagógica para organizar los cursos. Los textos para los alumnos, adaptados a las diferentes edades, funcionan como “disparadores filosóficos”: suscitan preguntas de fondo ético, promueven la discusión, la interrogación sobre el mundo, etc., estimulando la curiosidad y el asombro de los niños para desarrollar un pensamiento complejo y una actitud crítica, creativa y de preocupación por los demás.

Fuentes
– Cómo desarrollar la mente de su hijo. Robert Fisher. Obelisco, Barcelona 2003.
La pratique de la philosophie avec les enfants, Michel de Sasseville. Presses de l’Univiersié Laval. Qébec, 2000.
Filosofía para Niños

Los criterios de verdad en filosofía

Hasta ahora hemos visto cómo se ponen en marcha los proyectos y cómo se desarrollan mediante las actividades de búsqueda. Podemos ser muy ingeniosos y generar muchísimas ideas, pero si no las evaluamos y simplemente las soltamos “al tun-tun”, de poco servirán para desarrollar un pensamiento verdadero o creativo.

 EC | Madrid | Diciembre 2012

imagen de JMYuste bajo licencia de Creative Commons

Nuestra inteligencia generadora produce gran cantidad de pensamientos, pero una vez que se vuelven conscientes podemos aceptarlos tal como vienen, o someterlos a  revisión, es decir, a crítica. Para ello necesitamos algún criterio, que indague la certeza de nuestro conocimiento cierto y los fundamentos en que se basa tal certidumbre.

La aplicación de criterios de verdad a nuestros argumentos es una forma ética de conocimiento. Cuando aprendemos a pensar en abstracto, durante la adolescencia, aprendemos a guiar nuestro pensamiento por reglas lógicas, utilizando proposiciones y argumentos y conectando unas cosas con otras. Es en este momento cuando se deben introducir los criterios de verdad:

  • No puede haber conclusiones contradictorias: si digo que ser racista es bueno, también admitiré que es bueno que me odien por ser blanco. Si acepto contradicciones, mis conclusiones serán perjudiciales para mí y para los demás.
  • No puede haber conclusiones sin argumentación: si digo que ser racista es bueno, tendré que explicar por qué. La verdad está en el modo de argumentar; si el argumento es falso, la realidad me desmentirá y entonces no podré llegar a la conclusión de mis argumentos.
  • La verdad de un argumento es lo único que asegura nuestra adaptación a una sociedad compleja. Comprender esto es comprender por qué nos esforzamos tanto por conocer, por explicarnos.
  • Las reglas de la lógica, los conocimientos que damos por verdaderos, todo lo que acumula una cultura como conocimiento, es parte de esa búsqueda, y es nuestra obligación conocerlo. Tenemos el deber de conocer las normas del pensamiento abstracto.

En filosofía, los criterios de verdad ayudan a analizar las distintas teorías y a decidir, pues es necesario orientarnos ante la pluralidad de posiciones.

  • Las descripciones empleadas deben ser objetivas, completas, sistemáticas y ajustadas. Y aprovechar los conocimientos de otras ciencias y disciplinas.
  • Los conceptos tienen que estar bien definidos, e indicar si son meramente descriptivos o si remiten a alguna propiedad real de las cosas.
  • Las teorías han de someterse a prueba.
  • Las teorías deben tener coherencia interna y externa, ser compatibles con lo que nos dice la ciencia.
  • La principal garantía de una teoría es su capacidad para criticar a las demás y para superar las críticas esgrimidas contra ella.
  • Por último, toda teoría debe proporcionar unas conclusiones que, a su vez, deben someterse a crítica.

Podemos contrastar estos criterios con los de la verdad científica, aquellos que nos permiten evaluar la fuerza de una teoría,  que son:

  • Coherencia interna y externa. Una teoría no debe tener contradicciones en sí misma ni entrar en contradicción con otras teorías bien corroboradas.
  • Método y control. La evidencia perceptiva rigurosamente controlada es más fuerte que la que se hace sin control riguroso, y la observación metódica es más fuerte que la que se hace sin método. Por ejemplo, un laboratorio investiga si una medicina  funciona como tratamiento para una enfermedad determinada. Para comprobarlo, tiene que hacer experimentos. Una posibilidad es dar la medicina a todos los enfermos, y medir el resultado. La evidencia no es muy fuerte porque podría ocurrir que los enfermos mejorasen por otras causas. Conseguimos una evidencia más fuerte, si dejamos un grupo de control, al que no se da la medicina.
  • Experimentación repetida. Una teoría tiene más fuerza cuando  ha sido comprobada  mediante evidencias variadas y repetidas, que se pueden replicar.
  • Falsabilidad. Es más fuerte la evidencia producida por un hecho que niega una hipótesis, que por muchos que la confirman. Una teoría tiene más fuerza cuando se ha intentado demostrar su falsedad muchas veces sin conseguirlo.
  • Predicción. Una teoría queda corroborada cuando permite  predecir fenómenos o cuando permite aplicaciones prácticas eficientes.

La aplicación de estos criterios no nos garantiza le verdad de la teoría, pero nos sirve para evaluar la fuerza de sus evidencias. La verdad no es patrimonio exclusivo de la ciencia, como piensa mucha gente. La ética y la filosofía pueden también acceder a ella, aunque el concepto de verdad científica y el de verdad ética son diferentes. Esto se debe a que su verificación también lo es: las verdades científicas tienen como última referencia “lo que hay”, y las verdades éticas “lo que sería bueno que hubiera”.

Fuentes
Filosofía y ciudadanía 1º de Bachillerato. José Antonio Marina y Ángeles Mateos. SM. Madrid 2008.
– Imagen portada: imagen de FerPer bajo licencia de Creative Commons.

La excelencia educativa

A todos nos interesa promover una educación de calidad. Tenemos que preparar a los jóvenes para los retos a los que se enfrentarán en la sociedad en la que vivimos.  La búsqueda de la excelencia educativa es una necesidad social.

 EC | Madrid | Diciembre 2012

En EC estamos convencidos de la necesidad de fomentar hábitos como la innovación, la creatividad o el emprendimiento. La búsqueda de la excelencia implica que estos hábitos sean sometidos a una evaluación continua para asegurarse de que están en condiciones de alcanzar los estándares de calidad necesarios. ¿Cómo podemos fomentar todo esto en el ámbito educativo?

David Shenk, en su libro El genio que todos llevamos dentro, del que hablamos en el primer número de EC, se pregunta cómo podemos fomentar una cultura de la excelencia, y asegura que el desarrollo de la excelencia individual es también una obligación de la sociedad. Shenk se cuestiona la creencia de que el genio y el talento estén determinados genéticamente, y considera que son procesos que pueden adquirirse y desarrollarse a través del entrenamiento y la dedicación. John Mighton, en The myth of ability. Nurturing mathematical talent in every child (El mito de la habilidad. Cultivando el talento matemático en cada chico) ahonda en estas ideas, y presenta el programa Junior Undiscovered Math Prodigies, desarrollado por él mismo para enseñar las bases de las matemáticas a todos los chicos. El núcleo del programa tiene en cuenta que siempre existirán diferencias entre los estudiantes, pero considera que no necesitamos exagerarlas o destacarlas estableciendo jerarquías innecesarias. Utilizando materiales y métodos que minimizan las diferencias, los profesores pueden estrechar la brecha existente entre los resultados de los diferentes alumnos. Los profesores solamente tienen éxito ayudando a los estudiantes de diferente nivel cuando saben cómo determinar lo que sus estudiantes saben, cómo reducir los conceptos a los más básicos elementos de percepción y comprensión, y cómo extender ideas de manera atractiva y teniendo en cuenta la buena disposición del alumno para avanzar.

El Informe McKinsey sobre educación ¿Cómo los sistemas educativos que más mejoran continúan mejorando?, publicado en 2010, intenta responder a una serie de preguntas relacionadas con la excelencia educativa: “¿Cómo se convierte un sistema educativo de bajo desempeño en uno bueno? ¿Y cómo uno con un buen desempeño se torna excelente?”. En este informe se examinaban los atributos comunes de los sistemas con mejor desempeño. Para ello, analizaron 20 sistemas educativos de todo el mundo, todos ellos con una mejora significativa de su desempeño y con diferentes puntos de partida, examinando cómo cada uno de ellos ha logrado mejoras significativas y sostenidas en los resultados de sus estudiantes, según evaluaciones internacionales y nacionales. Se realizaron más de 200 entrevistas a miembros del sistema,  y se analizaron más de 600 intervenciones realizadas en estos sistemas. Con todo ello, el informe identifica qué elementos de la reforma son replicables por los sistemas educativos de otros países para pasar de un desempeño “pobre” a “aceptable”, a “bueno”, a “muy bueno” y a “excelente”.

El informe concluye que un sistema educativo puede mejorar de forma significativa independientemente de dónde empiece, y estas mejoras pueden lograrse en menos de seis años. Se considera, tras los estudios realizados, que debe ponerse un mayor foco en el “proceso”, y que mejorar el desempeño de un sistema requiere mejorar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes en las aulas. El progresar en diferentes fases de mejora implica la necesidad de realizar una serie de intervenciones en cada una de ellas. Existen variaciones sustanciales en cómo un sistema específico implanta estas intervenciones, de ahí que también se concluya que, aunque el contexto del sistema puede no determinar el qué hacer, sí determina el cómo hacerlo.

El estudio demuestra que existen seis intervenciones comunes a todos los niveles de desempeño del proceso de mejora: construir las capacidades de enseñar de los profesores y de gestionar de los directores, evaluar a los alumnos, mejorar la información del sistema, facilitar las mejoras por medio de la introducción de políticas y leyes en educación, revisión del currículo y los estándares y asegurar la estructura de remuneración y reconocimiento adecuado para los profesores y directores. Por otra parte, los sistemas más avanzados se mantienen en el proceso de mejora equilibrando la autonomía de los colegios con una práctica de la enseñanza sostenible.

En todos los sistemas que ha estudiado el informe, una o más de las siguientes circunstancias provocaron las condiciones para que los líderes del sistema lanzaran reformas: una crisis socio-económica; un informe crítico de alto perfil sobre el desempeño del sistema; o un cambio en el liderazgo.  La continuidad en el liderazgo se considera esencial; el liderazgo es importante no sólo para lanzar la reforma, sino para sostenerla. El reto fundamental al que los líderes de los sistemas educativos se enfrentan es cómo conducir sus sistemas a través de un proceso que lleve a mejores resultados de los estudiantes.

Fuentes
– Shenk, David. El genio que todos llevamos dentro. Ariel, Barcelona, 2011.
– Mighton, John. The Myth of Ability: Nurturing Mathematical Talent in Every Child. Walker & Company, 2004.
– Jump Math
– Mourshed, Mona, Chijioke, Chinezi, y Barber, Michael. How the world’s most improved school systems keep getting better. Mckinsey&Company, 2010.
– Marina, José Antonio. Cómo construir una cultura del emprendimiento, la innovación y la excelencia. Una pedagogía de la innovación social (Libro Blanco REPSOL). Fundación REPSOL, 2011.

Nace un observatorio de innovación educativa

Vivimos un momento de emergencia educativa. Muchos nos sentimos angustiados por la situación actual de la educación y pensamos “sí, pero, ¿qué puedo hacer yo?” Desde hoy, tenemos un lugar al que acudir: un Centro de Estudios en Innovación y Dinámicas Educativas, recién nacido y al alcance de un simple clic.  El CEIDE es una iniciativa creada por la Fundación SM y presidida por José Antonio Marina.

Su objetivo, acabar con ese aura de fracaso, queja y resignación que rodea a la educación. Sacar al mundo escolar de esa especie de nicho en que se ha instalado y mostrar a la sociedad que tiene mucho que decir. Es decir, devolver el prestigio a la labor docente, hacer visible al colectivo de la educación y darle voz. Porque lo cierto es que la educación está estancada, anclada a un modelo agotado y condenado a la desaparición. La educación tiene que despertar y reinventarse a sí misma. Y quién mejor que los profesores para llevar a cabo esta tarea de salvamento. En palabras del filósofo, “hay escuelas en situaciones verdaderamente trágicas que están desarrollando proyectos e iniciativas con unos resultados estupendos». Estos profesionales son los héroes de la comunidad educativa, y deberían ser un modelo a seguir. «Los mejores profesores han de ganar más, como signo de distinción», y deberían ser también quienes liderasen esta misión. Para detectarlos, hay que evaluar; tanto a los profesores como a los centros.

El CEIDE promueve una reflexión en torno a la educación, se ocupa de las nuevas necesidades educativas, analiza las tendencias pedagógicas que potencian la calidad, promueve una educación integral y ofrece cobertura y notoriedad a las acciones de innovación pedagógica que puedan contribuir a una mejora de la educación.

Para ello se ha publicado un Manifiesto de Orgullo Docente, y profesionales de diversos ámbitos han comunicado su apoyo a la iniciativa. Cualquier persona interesada en la educación puede formar parte del CEIDE. Si nos registramos en su página web, tenemos acceso a un blog, noticias de actualidad educativa, una mirada a prácticas y medidas exitosas en otros países, apoyo y difusión de las buenas ideas patrias… y, como horizonte, la búsqueda de la excelencia educativa. Es decir, plantear y responder a los interrogantes esenciales de la educación: ¿Qué hay que enseñar? ¿Cómo debe enseñarse? ¿Quién ha de hacerlo, y dónde? En este punto surge un segundo nivel de participación. Los usuarios de CEIDE son también llamados a colaborar en su construcción. Todo profesor interesado puede apuntarse a uno de los grupos de trabajo en torno a las 3 cuestiones formuladas y aportar sus conocimientos, ideas y dedicación.

Se formará, así, una red de docentes entusiastas, comprometidos e innovadores, con ganas de compartir su entusiasmo y contribuir al progreso educativo y, por ende, social.

Fuentes
CEIDE

Documental de filosofía para niños

En EC pensamos que el cine puede ser, aparte de un entretenimiento, un excelente vehículo para transmitir ideas y experiencias, para inducir a la reflexión, dar a conocer situaciones e iniciativas y, en definitiva, una herramienta para generar un cambio en el espectador. Hasta ahora no hemos recomendado ningún título, pero hemos dado con un documental francés que parece hecho para este número.

Se trata de Sólo es el principio, dirigido por Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier en 2010, y narra las andaduras de un peculiar proyecto educativo: un curso de filosofía para niños. A pesar de contar apenas 3 y 4 años de edad, los protagonistas de esta película dan muestras de una temprana capacidad de reflexión, de desarrollo del pensamiento propio y de un civismo y sensatez envidiables. Es sorprendente cómo niños tan pequeños son capaces de expresarse acerca de cuestiones tan abstractas y  trascendentales como el amor, la inteligencia, la familia o  la libertad si se les da la oportunidad de hacerlo. Como refleja el documental, sólo hay que darles la palabra.

Estos talleres se inspiran en el Programa de Filosofía para Niños de Lipman, del que hemos hablado en el artículo El pensamiento crítico,  cuyo fin era que los niños, más que aprender contenidos, aprendiesen a pensar.

La película nos introduce en estas veladas, que se desarrollan en torno a una simbólica vela, encendida por la maestra Pascaline al inicio de cada sesión. A lo largo de los meses, vemos cómo mejora la escucha de los pequeños, su actitud ante opiniones diferentes, cómo mejora el diálogo con sus familias y, sobre todo, cómo crecen intelectual y emocionalmente.

Este y otros filmes como La educación prohibida, los también franceses Ser y tenerLa clase, o Profesor Lazhar, reflejan el interés del cine en un tema crucial para la sociedad como lo es la educación, y contribuyen a llamar la atención de la opinión pública sobre ella.