En Energía Creadora sabemos que la creatividad puede estimularse, ya que es una habilidad que se aprende y desarrolla, no un don que se tiene o no se tiene. Vamos a poner a trabajar a nuestros esquemas de búsqueda en pos de la creatividad: existen muchas técnicas que nos ayudan a imaginar y plasmar nuestras ideas.
EC | Madrid | Noviembre 2012
Algunas de las más importantes, como el “pensamiento lateral” o “los sombreros de pensar”, han sido desarrolladas por Edward de Bono, nuestro invitado del mes, por lo que remitimos a dicho artículo para profundizar en ellas.
Puede que el procedimiento más conocido, y, sin duda, el que ha inspirado casi todos los demás, sea el brainstorming. La célebre “tormenta de ideas” fue creada en el año 1938 por el especialista en creatividad y publicidad Alex Faickney Osborn, y publicada en 1963 en el libro Applied Imagination. Es un sistema de producción de ideas en grupo. Debe reunirse un conjunto de personas, al que se lanza una pregunta, problema o desafío; un coordinador que dinamiza el proceso y un secretario que apunta las ideas de los participantes.
Lo más importante de esta técnica es que las ideas se dicen sin pensar y no se evalúan. La primera etapa consiste en generar el mayor número posible de ideas, que son anotadas sin que se realice ningún juicio crítico sobre ellas. Así las ideas fluyen sin interrupción. La evaluación de las ideas se realiza en una segunda etapa, y se puede hacer de muchas maneras, por ejemplo, viendo si la idea puede mejorarse, ampliarse, reducirse, relacionarse, sustituirse…
Las 4 normas esenciales del brainstorming son:
– Toda crítica está prohibida.
– Toda idea es bienvenida.
– Tantas ideas como sea posible.
– El desarrollo y asociación de las ideas es deseable.
Tony Buzan, presidente de la Brain Foundation e investigador de la inteligencia, desarrolló una técnica creativa cuya principal aplicación es la generación de ideas por medio de la asociación: los mapas mentales. Se basa en la noción de “pensamiento irradiante”, y sirve para potenciar las asociaciones y conexiones entre ideas diferentes. Para ello, se apunta la idea principal en el centro de una hoja, y después se van escribiendo a su alrededor todos los conceptos que esta nos sugiera, sin ningún orden ni criterio, sin pensar, de forma automática pero clara. Sirve para explorar posibles soluciones y ofrece distintas perspectivas del problema.
En la actualidad existen herramientas informáticas para elaborar mapas mentales.Webs gratuitas que permiten crear mapas mentales, el trabajo colaborativo, las lluvias de ideas, etc.:
– https://bubbl.us/
– www.mindmeister.com
La técnica de las relaciones forzadas o “palabra al azar” fue creada por Charles S. Whiting en 1958, y se guía por el principio de que combinando lo conocido con lo desconocido se genera una nueva situación o resultado. Es decir, que ante un problema a resolver, se compara con algo que tenga muy poco o nada que ver para producir ideas originales. Es muy útil cuando se entra en un punto muerto, para dar un nuevo enfoque.
Una opción para aportar frescura y originalidad al proceso creativo es recurrir a alguien externo al problema. Así funciona la técnica fresh eyes. Todos estamos condicionados: por nuestra formación, intereses, etc. y tendemos a enfocar los problemas de una determinada manera. Por eso resulta útil presentar el mismo problema a una persona que no sepa nada de él, pues su mente no está condicionada y aporta una mirada nueva. Más que resolver el problema, esta técnica nos puede servir para afrontarlo de una manera que, seguramente, no se nos habría ocurrido. Lo mejor es consultar a personas ajenas al problema y lo más diferentes entre sí (distintas edades, género, profesión…). Cuantas más perspectivas, mejor. Por eso es muy útil crear en equipo, y gran parte de las técnicas de creatividad van dirigidas a grupos.
No podemos olvidar el trabajo de Paul Torrance, autor de los Test Torrance de creatividad. Ha estudiado el pensamiento creativo en la educación primaria y secundaria. Hemos señalado alguna vez que la creatividad natural de los niños parece esfumarse conforme van creciendo. Torrance nos ofrece algunas pistas sobre este misterio, pues enumeró los principales obstáculos educativos que se ponen al pensamiento creador: intentos por eliminar la fantasía, restricciones a la curiosidad, hincapié excesivo en los papeles de cada sexo y en la prevención, el miedo y la timidez, la crítica destructiva, presiones de los compañeros. Como alternativa, planteó unos principios para recompensar y estimular la creatividad, a tener en cuenta por los docentes:
- Tratar con respeto las preguntas e ideas insólitas
- Mostrar a los niños que sus ideas tienen valor
- Dar oportunidades de aprendizaje iniciado por ellos mismos
- Proporcionar periodos de práctica o enseñanza no evaluada.
A nivel individual, existen bastantes trucos para estimular el proceso creativo. Muchas veces pensamos que para ser creativos e ingeniosos hace falta una inspiración original y extraña. Pero, ¿por qué no inspirarnos en nosotros mismos, en nuestra historia, en nuestros conocidos o, simplemente, en lo que nos rodea? No es necesario acudir a fuentes externas, el simple recuerdo de una experiencia vivida, un olor o una imagen puede dar pie a increíbles fantasías. Es importante mirar y escuchar a nuestro alrededor, y observar lo conocido como si fuese desconocido, con la curiosidad de los ojos de un niño. Otra posibilidad es partir de elementos conocidos, por ejemplo, mezclando los personajes de varios cuentos, o situando en una historia a otros protagonistas.
Una técnica muy famosa es la asociación: pensar en dos objetos o conceptos diferentes, que no tengan nada que ver, y preguntar ¿en qué se parecen?, ¿qué tienen en común? O hacerse la pregunta ¿qué pasaría si…? y dejar volar la imaginación. En estos momentos de búsqueda, es importante no censurar ni reprimir ninguna idea. La evaluación vendrá después. No hay que tener miedo a equivocarse.
En ocasiones, ayuda olvidarse o alejarse del problema, porque la solución puede aparecer en el momento menos pensado. Esto sucede porque, aunque no nos demos cuenta, nuestro cerebro sigue trabajando en esa cuestión. La mente sigue alerta, explorando, tanteando… aunque no seamos conscientes de ello. De este modo se explican los fenómenos “eureka”. Por eso, siempre se recomienda tener a mano algo para apuntar nuestras ocurrencias. Hay que anotarlo todo. Tradicionalmente eran las servilletas o trozos de papel los soportes más socorridos. Hoy contamos con herramientas virtuales como Evernote (http://evernote.com/intl/es/) que nos sirve para escribir, guardar y recordar todo lo que se nos pasa por la cabeza, sitios web que nos llaman la atención, imágenes o vídeos de la red…
Las técnicas de creatividad son formas de encauzar las actividades de búsqueda, lo que constituye el segundo paso del proceso creativo: una vez que hemos pensado un proyecto o que nos enfrentamos a un problema, se ponen en marcha unos esquemas de búsqueda, que, a su vez, ayudan a precisar ese proyecto. En este momento, lo fundamental es producir el máximo número y variedad de ideas y posibilidades. Tomar nota de todas ellas, porque, aunque después descubramos que no sirven para ese problema concreto, quién sabe si en el futuro no se adecuarán a otro proyecto. Por último, hay que evaluar esas ideas, descartar unas, probar otras… Pero eso es tema de otro número.
Fuentes | |
– Técnicas de creatividad | |
– Dale una vuelta. J. V. Racionero. PDF Creativos. Madrid. 2010.– Libro Blanco Repsol. 2011.
– Los secretos de la creatividad. Silvia Adela Kohan. Alba editorial. 2004. |