El expertise (la pericia)

El expertise o pericia se refiere a las características, destrezas, y conocimientos que distinguen a los expertos de los novatos y de las personas menos experimentadas.

EC | Madrid | Febrero 2013

Son muchos los que piensan que el talento es innato, pero numerosos estudios han revelado la necesidad de un trabajo deliberado y continuado en el tiempo para construir un experto. Una buena representación de estos estudios se recogieron en el Cambridge Handbook of Expertise and Expert Performance, un manual de unas 900 páginas que incluye contribuciones de científicos que han estudiado la pericia y la ejecución perfecta en una amplia variedad de dominios: la cirugía, la actuación, el ajedrez, la escritura, la programación informática, el ballet, la música, la aviación, etc.

El expertise implica el  acceso selectivo a la  información relevante, el aprendizaje de qué información es relevante y cuál es superflua o tangencial (Feltovich, Prietula y K. Anders Ericsson). Y además conlleva una organización eficiente del conocimiento. Los expertos utilizan estrategias de resolución de problemas más eficaces que los novatos (Buchanan, Davis y Feigenbaum)

Para Michelene T.H.Chi, si queremos entender cómo los expertos ejecutan sus acciones y por qué son más capaces que los no expertos, debemos entender cómo se organiza y estructura su conocimiento y cómo sus representaciones pueden diferir de las de los novatos.

La naturaleza del expertise puede ser determinada de dos maneras diferentes. Una de ellas es ver cómo ejecutan los expertos las tareas que son familiares o intrínsecas a su dominio. Alternativamente, se pueden utilizar tareas forzadas o planeadas, que no mimetizan las que realiza normalmente un experto.

Pedir a un experto que realice una tarea forzada o planeada es preferible a pedirle que realice una tarea familiar o intrínseca, porque en este segundo caso solamente servirá esto para comprobar que es más rápido, comete menos errores, y en general es mejor que el novato. Sin embargo, al pedirle que ejecute tareas forzadas o planeadas, éstas pueden  ser realizadas de manera igual de competente por un experto que por un novato. Y no es por tanto únicamente la forma de completar, la eficacia, o la corrección de la ejecución lo que se evalúa, sino que ésta revela cosas acerca de la estructura de conocimiento del individuo, ya sea un experto o un novato; y además este tipo de tareas arrojan luz sobre los defectos de un experto. Sin embargo, una limitación que muestra este tipo de tareas es que la tarea forzada o planeada, si se separa mucho de la tarea familiar, el modelo de ejecución que resulta puede ser un modelo de cómo la persona se adapta a la tarea, no un modelo de su expertise. Michelene Chi examina 4 tipos de tareas planeadas o forzadas: recordar, percibir, categorizar, y los informes verbales.

John B. Carroll propuso en 1963 su” modelo de aprendizaje escolar”. El modelo de Carroll, aunque no es una teoría del aprendizaje per se, sin embargo demostró una ecuación práctica de cómo se obtiene la maestría en las tareas individuales y desafió las nociones tradicionales de aptitud estudiantil. Su modelo representaba la adquisición del expertise principalmente en función del tiempo: el tiempo requerido para el aprendizaje (la aptitud), el tiempo que se estaba dispuesto a emplear en el aprendizaje (la perseverancia), y el tiempo que se destina realmente para el aprendizaje (la oportunidad).

Benjamin Bloom presentó su teoría del “aprendizaje maestro” en el año 1976. En la década de los ochenta, Bloom publicó un libro de enorme repercusión, Desarrollando el talento en la gente joven, en el que examinaba los factores críticos que contribuían al talento. Analizó la infancia de 120 representantes destacados de la música, las artes, las matemáticas o la neurología, y nada en ellos indicaba que fuesen a tener un éxito posterior. Todos ellos habían practicado intensamente, habían estudiado con profesores devotos, y habían recibido apoyo entusiasta de su familia durante la época más temprana de su vida.

K. Anders Ericsson fue el autor de una línea saliente de investigación empírica, al comenzar a investigar la “ejecución experta”, un término que utilizaba para describir ejecuciones consistentes, mensurables, y reproducibles de los mejores ejecutores mundiales en una amplia variedad de dominios. Su modelo se diferenciaba de otros anteriores en su propuesta de que el tiempo y la práctica por sí solos no podían producir niveles elevados de ejecución humana. Ericsson proponía un tipo particular de ejercicio que denominaba “práctica deliberada”, una técnica que implicaba un compromiso mental pleno y orientado hacia el objetivo de vencer los límites de ejecuciones actuales. Su trabajo ha recibido una enorme atención tras los libros de Malcom Gladwell, fueras de serie, y de Geoff Colvin, El talento está sobrevalorado, que ponen el énfasis en el comportamiento y el diseño de una práctica deliberada para lograr ejecuciones extraordinarias. Ericsson señaló en un artículo que eran necesarias 10.000 horas (20 horas a la semana durante 50 semanas al año por diez años=10.000) de práctica deliberada para convertirse un experto en prácticamente cualquier cosa.

La noción de práctica deliberada va mucho más allá de la simple idea del trabajo duro. Para Ericsson, “la práctica deliberada es una forma de actividad muy especial que se diferencia de la mera experiencia y la ejercitación mecánica”. Considera que “a diferencia de la alegre competencia con los pares, la práctica deliberada no es inherentemente placentera…no implica una mera ejecución o repetición de destrezas ya alcanzadas sino un intento repetido de ir más allá de nuestro nivel actual, lo que conlleva fracasos frecuentes. Los artistas y deportistas en ciernes se concentran en el mejoramiento de aspectos específicos mediante actividades de práctica diseñadas para cambiar y refinar mecanismos mediadores particulares, lo que requiere resolver problemas y depurar su rendimiento aprovechando la retroalimentación”.

En un artículo para el Harvard Business Review, K. Anders Ericsson, Michael J. Prietula, y Edward T. Cokely señalan que la práctica deliberada implica la realización de esfuerzos considerables, específicos, y sostenidos para hacer algo que no puedes hacer bien, o que simplemente no sabes hacer. Las investigaciones muestran que solamente trabajando en lo que no puedes hacer te puedes llegar a convertir en el experto que deseas ser.

Cuentan que cuando Pau Casals tenía noventa y un años fue abordado por un estudiante que le preguntó: «Maestro, ¿por qué continúa practicando?», Casals respondió: «Porque hago progresos».

Fuentes
The Cambridge Handbook of Expertise and Expert Performance. Editado por K. Anders Ericsson, Neil Charness, Paul J. Feltovich, Robert R. Hoffman. Cambridge University Press, 2006.
– Ericsson, K.A., Krampe, R.Th. and Tesch-Romer, C. (1993). The role of deliberate practice in the acquisition of expert performance. Psychological Review, 100, pp393-394.
The Making of an Expert. K. Anders Ericsson, Michael J. Prietula, y Edward T. Cokely. Harvard Business Review, Julio 2007.
– Shenk, El genio que todos llevamos dentro. Ariel, Barcelona, 2011.
– Doidge, Norman. The Brain that Changes Itself, Penguin Books, Nueva York, 2007, p. 257.
– Imagen artículo: Licencia Creative Commons. José María Moreno García
– Imagen portada: Licencia Creative Commons. Guneyc.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *