Cassidy era una niña normal a la que le encantaba dibujar y colorear. Solía usar ceras de colores, pero estas no dejaban de romperse. ¡Qué rabia! Un día se le ocurrió meter las ceras dentro de un tubito de plástico que encontró por casa. Las ceras quedaban protegidas y no se volvieron a partir. Además servía para meter los trozos de cera y poder usarlos cómodamente. Con la ayuda de su madre, Cassidy logró patentar su idea a los 14 años, y hoy es un producto que se comercializa en EEUU.
Su madre, Norm Goldstein, se percató del potencial inexplotado que se encierra en la mente de los más pequeños. Como son niños, nadie les hace caso, aunque sean capaces, efectivamente, de idear productos útiles como el de su hija. Investigó un poco y descubrió que una gran cantidad de inventos se debían a niños: la televisión electrónica, la máquina de coser, el Braille…
Así fue como nació, en 2003, By kids for kids (BKFK) para dar oportunidades a los jóvenes inventores. La compañía escucha las ideas y ofrece ayuda para conseguir las patentes y comercializar los productos que lo merezcan.
Colabora con varias empresas (Tommy Hilfiger, Xerox, Intel…), fundaciones y centros educativos y ha recibido numerosos premios. Han creado un programa escolar para fomentar habilidades como el emprendimiento, la innovación, la creatividad…
Fuentes | |
– BKFK |