Hasta ahora hemos visto cómo se ponen en marcha los proyectos y cómo se desarrollan mediante las actividades de búsqueda. Podemos ser muy ingeniosos y generar muchísimas ideas, pero si no las evaluamos y simplemente las soltamos “al tun-tun”, de poco servirán para desarrollar un pensamiento verdadero o creativo.
EC | Madrid | Diciembre 2012
Nuestra inteligencia generadora produce gran cantidad de pensamientos, pero una vez que se vuelven conscientes podemos aceptarlos tal como vienen, o someterlos a revisión, es decir, a crítica. Para ello necesitamos algún criterio, que indague la certeza de nuestro conocimiento cierto y los fundamentos en que se basa tal certidumbre.
La aplicación de criterios de verdad a nuestros argumentos es una forma ética de conocimiento. Cuando aprendemos a pensar en abstracto, durante la adolescencia, aprendemos a guiar nuestro pensamiento por reglas lógicas, utilizando proposiciones y argumentos y conectando unas cosas con otras. Es en este momento cuando se deben introducir los criterios de verdad:
- No puede haber conclusiones contradictorias: si digo que ser racista es bueno, también admitiré que es bueno que me odien por ser blanco. Si acepto contradicciones, mis conclusiones serán perjudiciales para mí y para los demás.
- No puede haber conclusiones sin argumentación: si digo que ser racista es bueno, tendré que explicar por qué. La verdad está en el modo de argumentar; si el argumento es falso, la realidad me desmentirá y entonces no podré llegar a la conclusión de mis argumentos.
- La verdad de un argumento es lo único que asegura nuestra adaptación a una sociedad compleja. Comprender esto es comprender por qué nos esforzamos tanto por conocer, por explicarnos.
- Las reglas de la lógica, los conocimientos que damos por verdaderos, todo lo que acumula una cultura como conocimiento, es parte de esa búsqueda, y es nuestra obligación conocerlo. Tenemos el deber de conocer las normas del pensamiento abstracto.
En filosofía, los criterios de verdad ayudan a analizar las distintas teorías y a decidir, pues es necesario orientarnos ante la pluralidad de posiciones.
- Las descripciones empleadas deben ser objetivas, completas, sistemáticas y ajustadas. Y aprovechar los conocimientos de otras ciencias y disciplinas.
- Los conceptos tienen que estar bien definidos, e indicar si son meramente descriptivos o si remiten a alguna propiedad real de las cosas.
- Las teorías han de someterse a prueba.
- Las teorías deben tener coherencia interna y externa, ser compatibles con lo que nos dice la ciencia.
- La principal garantía de una teoría es su capacidad para criticar a las demás y para superar las críticas esgrimidas contra ella.
- Por último, toda teoría debe proporcionar unas conclusiones que, a su vez, deben someterse a crítica.
Podemos contrastar estos criterios con los de la verdad científica, aquellos que nos permiten evaluar la fuerza de una teoría, que son:
- Coherencia interna y externa. Una teoría no debe tener contradicciones en sí misma ni entrar en contradicción con otras teorías bien corroboradas.
- Método y control. La evidencia perceptiva rigurosamente controlada es más fuerte que la que se hace sin control riguroso, y la observación metódica es más fuerte que la que se hace sin método. Por ejemplo, un laboratorio investiga si una medicina funciona como tratamiento para una enfermedad determinada. Para comprobarlo, tiene que hacer experimentos. Una posibilidad es dar la medicina a todos los enfermos, y medir el resultado. La evidencia no es muy fuerte porque podría ocurrir que los enfermos mejorasen por otras causas. Conseguimos una evidencia más fuerte, si dejamos un grupo de control, al que no se da la medicina.
- Experimentación repetida. Una teoría tiene más fuerza cuando ha sido comprobada mediante evidencias variadas y repetidas, que se pueden replicar.
- Falsabilidad. Es más fuerte la evidencia producida por un hecho que niega una hipótesis, que por muchos que la confirman. Una teoría tiene más fuerza cuando se ha intentado demostrar su falsedad muchas veces sin conseguirlo.
- Predicción. Una teoría queda corroborada cuando permite predecir fenómenos o cuando permite aplicaciones prácticas eficientes.
La aplicación de estos criterios no nos garantiza le verdad de la teoría, pero nos sirve para evaluar la fuerza de sus evidencias. La verdad no es patrimonio exclusivo de la ciencia, como piensa mucha gente. La ética y la filosofía pueden también acceder a ella, aunque el concepto de verdad científica y el de verdad ética son diferentes. Esto se debe a que su verificación también lo es: las verdades científicas tienen como última referencia “lo que hay”, y las verdades éticas “lo que sería bueno que hubiera”.
Fuentes | |
– Filosofía y ciudadanía 1º de Bachillerato. José Antonio Marina y Ángeles Mateos. SM. Madrid 2008. | |
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