En la escuela ideal, el ambiente de las clases, las experiencias de enseñanza, los recursos, procedimientos y condiciones practicas, se organizan de forma que los alumnos no sólo tengan ocasión de satisfacer sus necesidades educativas, sino tambien la motivación necesaria. Esto requiere el apoyo de las familias y del resto de miembros e instituciones de la comunidad. la escuela debería ser un sitio al que alumnos, docentes y demás trabajadores quieran ir.
EC | Madrid | Junio 2012
Las comunidades de aprendizaje constituyen una interesante propuesta educativa que tiene en cuenta e incluye a todos sus miembros. Esta iniciativa está funcionando en centros escolares del País Vasco, Aragón y Cataluña.
Esta alternativa educativa parte de las condiciones de vida actuales: rápidos cambios sociales, reformas educativas constantes, fracaso escolar, diversidad cultural, riesgo de exclusión… De estas circunstancias nace un proyecto para construir una escuela que posibilite a todos los niños los aprendizajes necesarios para no quedar socialmente excluidos de la sociedad de la información.
Una comunidad de aprendizaje es un proyecto de transformación social y cultural de un centro educativo y de su entorno, para conseguir una sociedad de la información para todas las personas, basada en el aprendizaje diálogico, mediante la educación participativa de la comunidad que se concreta en todos sus espacios incluida el aula. (Valls, 2000)
El mundo cambia constantemente; dimos el salto a la sociedad posindustrial y, de esta, a una sociedad de la información cuyo mayor recurso es el capital humano. Las dinámicas escolares, las metodologías y la pedagogía tienen que adaptarse a las nuevas necesidades que configuran la realidad. Habría que preguntarse ¿está respondiendo la escuela a las necesidades que demanda la sociedad de la información? Los cambios producidos suponen la aparición de nuevas competencias: iniciativa, cooperación, trabajo en grupo, formación mutua, evaluación de la información, planificación, capacidad de aprendizaje y actitudes multiculturales. Por ejemplo, ya no necesitamos acumular información, porque la tenemos disponible las 24 horas en Internet. Lo que se necesita es saber seleccionar, procesar y analizar esa información. Habilidades como el procesamiento de la información, la autonomía, la polivalencia o la flexibilidad son imprescindibles en todos los contextos sociales. Sin embargo, pocas de estas competencias se enseñan realmente en las escuelas. Es primordial modificar, no sólo el contenido educativo, sino las formas de adquirirlo.
¿Qué se necesita para producir el cambio?
Para conseguir el acceso al conocimiento para todos, los centros escolares necesitan de la participación de toda la comunidad, de la flexibilidad en su organización y del optimismo pedagógico.
Si el objetivo es lograr una transformación, se requiere una educación que fomente la participación igualitaria de todos los niños y de sus familiares, configurando personas críticas e involucradas con las mejoras que precisa la sociedad. Niñas, niños y sus familias entran a formar parte implicada de la escuela, mientras que ésta, del mismo modo, pasa a integrarse en sus vidas, cambiando y mejorando sus expectativas, sus posibilidades y su futuro. La clave está en potenciar una interrelación entre prácticas educativas de éxito, reflexión e investigación teórica y la participación en movimientos sociales igualitarios. Se debe aplicar la interdisciplinariedad, es decir, unir práctica docente y transformación social.
A nivel pedagógico, las comunidades de aprendizaje se basan en el aprendizaje dialógico. Esta concepción tiene presente el conjunto de los actores y el proceso de enseñanza, y se apoya, no tanto en los significados interiorizados individualmente, como en la posibilidad de compartirlos. El aprendizaje dialógico enfatiza las múltiples interacciones humanas, ya que es por medio de ellas como se crean significados y se aprende. Este enfoque supone una recuperación de Vigotsky:
«El aprendizaje activa una serie de procesos internos de desarrollo que son capaces de operar sólo cuando el niño está interactuando con personas de su entorno y en cooperación con sus compañeros». (Vigotsky, 1979).
Un enfoque basado en la creación de significados mediante el aprendizaje dialógico tiene presentes las vertientes pedagógicas, psicológicas, sociológicas y epistemológicas. Por ejemplo, el papel de la familia como agente educativo cobra una dimensión diferente y central; se integra en el conjunto del proceso educativo al servicio de la comunidad.
Esta organización del aprendizaje permite que toda la comunidad se forme en las nuevas demandas de la sociedad. La escuela se convierte en un proyecto en el que toda la comunidad aprende y aporta conocimiento. En las comunidades de aprendizaje, alumnado, familiares, profesorado y otros educadores de la comunidad, se enriquecen mutuamente en un intercambio de experiencias y conocimientos gracias al diálogo igualitario. Participan e intervienen en el aula todos los agentes que pueden mejorar un aprendizaje determinado. El espacio del aula se convierte en un espacio para todas las persona que pueden enseñar y aprender, ya sean madres, padres, voluntarios y, claro está, los profesores.
Las escuelas no son islas, por tanto, el cambio influye en y es influenciado por el entorno. Además, implica un cambio de mentalidad del profesorado, las familias y los alumnos; y de sus hábitos de comportamiento, asumiendo cada uno de ellos un papel mucho más participativo.
La importancia del entorno
Como estamos viendo, el contexto en que se desarrolla el aprendizaje es un factor esencial. Las comunidades de aprendizaje son proyectos del entorno. La transformación que se propone afecta a toda la comunidad (por eso, toda ella debe implicarse en el proyecto). El aprendizaje, en la sociedad actual, depende de la correlación entre lo que ocurre en el aula, en el domicilio, en la calle, la influencia de los medios de comunicación, etc. De modo que el entorno es un agente educativo más; desaparecen las fronteras entre el centro y el exterior. Todo puede hacerse dentro y fuera de la escuela, lo importante es que exista una orientación común, un proyecto global de educación. Esto es, la acción coordinada de todos los agentes educativos de un entono determinado.
Estamos ante un continuo proceso de investigación; se aprende creando. El entorno, dado que condiciona la vida de la comunidad, se debe conocer a la perfección para poder superar y transformar sus condiciones negativas. Es lo que se denomina pedagogía crítica.
En palabras de Vigotsky: un aprendizaje que cambia en su relación con el entorno, y cambia también el entorno.
Las comunidades de aprendizaje se plantean como una respuesta educativa igualitaria para conseguir una sociedad de la información para todos. Se parte del derecho que tienen todos los niños a la mejor educación y se apuesta por sus capacidades contando con toda la comunidad educativa para alcanzar ese objetivo.
Una experiencia
La iniciativa de las comunidades de aprendizaje no es nueva. El Colegio OC (Open Calssroom; Clase Abierta) de Salt Lake City, Utah, lleva funcionando desde 1979. Se trata de un colegio público de Primaria que se transformó en una comunidad de aprendizaje. Es un requisito de admisión que los padres dediquen 3 horas semanales, al menos, a enseñar en el aula. De esta manera, se aprovecha el conocimiento de los adultos para promover el aprendizaje de los niños. Funciona como una comunidad de personas que aprenden (community of learners). Muchos de los principios en los que se basa el programa educativo del Colegio OC han resultado ser los mismos que se están aplicando en los últimos años en muchos distritos escolares de EEUU (y en la mayoría de países, incluido el nuestro): aprendizaje cooperativo, currículo integrado, aprendizaje significativo, evaluación en el contexto de la enseñanza, etc.
A simple vista puede parecer que en este centro impera el caos: los niños no están sentados en sus pupitres, la profesora no está junto a la pizarra, hay niños leyendo en el suelo, otros haciendo una actividad; puede haber varios adultos, no se sabe claramente quién es el profesor… Es la actividad de los alumnos la que da forma a la estructura de la clase. Los alumnos enseguida se implican en las actividades de aprendizaje, algunas obligatorias y otras a elegir, por lo que la aparente falta de estructura se convierte en una clase que funciona con unas rutinas diarias distintas de las habituales, pero no inexistentes. El día comienza formando un círculo donde se planifican las actividades, se comparten las experiencias de cada grupo o de cada niño, se lee en alto para toda la clase, se realizan actividades de grupo, proyectos… La idea clave es que todos (adultos y niños, padres y profesores) participan en el aprendizaje y que es la actividad la que crea una estructura.
La programación es muy amplia, compleja y adaptada a los intereses de cada alumno. El aprendizaje es autónomo, aunque supervisado por los profesores. Se potencia la capacidad de comunicación y de investigación. Las relaciones son más flexibles y la idea de “comunidad”, básica. Estos alumnos realizan los exámenes de distrito con resultados similares a la media, a pesar de no estar habituados a este tipo de evaluación, y al pasar a Secundaria, cambiando de centro, demuestran conocimientos, habilidades sociales y madurez superiores a la media.
Fuentes | |
– Comunidades de Aprendizaje. Transformar la educación. Carmen Elboj Saso, Ignasi Puigdellívol Aguadé, Marta Soler Gallart y Rosa Valls Carol. Editorial Grao, Barcelona 2006. | |
– Aprendiendo juntos. Niños y adultos en una comunidad escolar. Bárbara Rogoff, Carolyn Goodman Turkanis y Leslee Bertlett. Oxford University Press, 2001. |