Según Luisa Alemany y Marcel Planellas, la persona emprendedora tiene una idea, o detecta una oportunidad, y moviliza los recursos necesarios para convertirla en realidad. Es la persona que da el paso de la idea a la acción.
EC | Madrid | Abril 2013
En el Libro Blanco sobre la Iniciativa Emprendedora, de la Fundación Príncipe de Girona, se señalan una serie de valores y actitudes que se identifican con los emprendedores y con niveles altos de iniciativa emprendedora en una sociedad. Entre estos destacan: 1) la actitud hacia el riesgo; 2) no tener miedo al fracaso; 3) la creatividad; 4) el control interno (es decir, la creencia de que aquello que nos acontece viene determinado por nuestras propias acciones y no por las de otros o por causas externas); 5) la percepción de las oportunidades existentes; 6) la confianza en la capacidad de emprender; y, finalmente, 7) la imagen del emprendedor y de la actividad emprendedora por parte de la sociedad.
Son diversas las teorías que se han desarrollado sobre la figura del empresario. Unas se han basado en los rasgos de su personalidad, y otras se han basado en un enfoque sociocultural o institucional. Entre las teorías que hacen referencia a los rasgos de la personalidad del empresario, se encuentran la teoría del beneficio del empresario, propia de los economistas del siglo XIX, que afirmaban que la decisión de ser empresario se basaba únicamente en la propensión o aversión al riesgo de las personas; la teoría de Schumpeter, que consideraba al empresario un innovador, una persona que realiza nuevas combinaciones de los medios de producción; o la teoría de Kirzner que consideraba que lo que caracteriza a un empresario es la perspicacia o capacidad para identificar oportunidades de negocio. Las teorías basadas en un enfoque sociocultural o institucional, hablan de la necesidad de romper con un modo de vida previo (teoría de la marginación), desarrollar una red de relaciones sociales (teoría de la red), o en la incubación de ideas o proyectos mientras se está trabajando en otra empresa.
Las últimas investigaciones se centran cada vez más en identificar y describir los comportamientos del empresario; lo que hace, en vez de cómo es. Señalan como características de su comportamiento:
- la capacidad de buscar y recoger información,
- la habilidad para manejar riesgos,
- la capacidad para establecer relaciones,
- la capacidad para tomar decisiones en la incertidumbre,
- la capacidad de liderazgo,
- la capacidad de aprender de la experiencia.
Estas teorías ponen de relieve distintos rasgos del emprendedor, como son la proactividad, la iniciativa, la autonomía, la creatividad, la innovación, la visión de futuro, la confianza en uno mismo, la tenacidad, la responsabilidad, la autodisciplina, el sentido crítico, la motivación de logro.
Además, se considera que el empresario ha de contar con las siguientes habilidades: flexibilidad, capacidad para asumir riesgo, saber compatibilizar los objetivos de la empresa con los objetivos personales, saber rodearse de las personas adecuadas, conocer el sector y la actividad específica que se desea desarrollar. Entre las habilidades sociales y de dirección que debe tener, encontramos las habilidades comunicativas, las habilidades negociadoras, el espíritu de equipo, la solidaridad, el liderazgo.
María Eugenia Caldas y María Isabel Murias, en el libro Iniciativa emprendedora, dirigido a alumnos de 4º de ESO, presentan un test sobre las habilidades emprendedoras. Entre las preguntas que se hacen a los chicos, se encuentran las siguientes:
- ¿me considero preparado para responder a situaciones nuevas?,
- ¿me planteo desafíos a la altura de mi capacidad?,
- ¿adapto mis planteamientos según se presenten las situaciones?,
- ¿premio mis progresos?,
- ¿pienso en todas las posibilidades antes de tomar decisiones o evaluar los hechos?,
- ¿miro las cosas desde diferentes puntos de vista?,
- ¿puedo mantener un nivel de actividad elevado a diario sin sentirme excesivamente cansado después?,
- ¿adopto una actitud autocrítica ante mis errores, suelo aprender de ellos?,
- ¿puedo convertir una situación negativa en una oportunidad profesional para mí?
En el libro Emprender es posible se seleccionan cinco características que constituyen el círculo emprendedor. Estas cinco características son la creatividad (tengo una idea), la propensión al riesgo (me la juego por mi idea), la iniciativa (paso de la idea a la acción), la confianza en uno mismo (creo en mí y en mi proyecto) y el control interno (creo que mi vida está determinada por mis propias acciones, y no por las de otros o por la suerte; soy el responsable de mi proyecto). Cuando se pone en marcha un proyecto, se inicia este círculo emprendedor. Y, aunque son necesarias unas predisposiciones internas, es posible enseñar y desarrollar la habilidad emprendedora.
¿Cómo podemos fomentar la actitud emprendedora de nuestros jóvenes? D. Kirby proponía que la formación en emprendimiento se centrara en cuatro puntos clave:
- dar más autonomía a los estudiantes respecto a su proceso de aprendizaje, lo que incluye fijar sus propios objetivos, recursos, actividad, métodos, y, sobre todo, su posterior evaluación,
- involucrarlos en la resolución de problemas en situaciones reales, preferiblemente en equipos. Se trata de desarrollar a la vez el pensamiento intuitivo y el racional, fomentando la comunicación y el trabajo en equipo,
- motivar a los estudiantes a formular decisiones con información incompleta e incierta, para estimular su capacidad de hacer frente a la incertidumbre,
- ofrecer modelos de referencia que se involucren en todo el proceso, desde el aprendizaje a la evaluación.
Según Bill Drayton, fundador de Ashoka, “cuando te encuentres en la vida con personas que, ante tu inquietud por cambiar las cosas, te dicen que no vale la pena, que no es posible, que uno solo no puede hacer nada…entonces les das las gracias de manera muy educada y les ignoras”.
Fuentes | |
– Alemany, Luisa, y Planellas, Marcel. Emprender es posible. Centro Libros PAPF S.L.U (Grupo Planeta), Barcelona, 2011 | |
– Caldas, María Eugenia, y Murias, María Isabel. Iniciativa emprendedora. Editex, Madrid, 2008 | |
– Kirby, D. 2004. Entrepreneurship education: can business school meet the challenge? Education and training, 46 (8/9), 510-19 | |
– Alemany, L., Alvarez, C., Planellas, M., Urbano, D. Libro Blanco de la Iniciativa Emprendedora en España. Fundación Príncipe de Girona, 2011. |